domingo, 12 de septiembre de 2010

¿Dónde está escrito que para triunfar hay que haber firmado grandes libros, cuadros, películas o por lo menos un modesto blog? ¿Quién dice que el éxito no sea saber disfrutar de obras ajenas y desistir de afirmar el ego para la eternidad? Pero, sobre todo, ¿por qué demonios hay que triunfar? Dando un paradójico paseo por el Reina Sofía repaso con un amigo la gigantesca nómina, la anónima inmortal, de grandes hombres que no pintaron, escribieron ni dejaron su firma bajo obras imperecederas, y convenimos en que fueron tremendos artistas capaces de cuestionar la necesidad misma de llegar a las generaciones venideras todo el peso de sus egos.

Tal vez los diez mejores escritores no escriban.

¿Donde estarán?

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