jueves, 16 de julio de 2009

Viejos y nuevos amigos

Ayer a las 2 de la madrugada, debajo de la fachada en voladizo, colgante, y totalmente hueca por dentro, de un rascacielos cercano a mi ático, un viejo amigo y yo, el burro detrás, recordamos como intentábamos afinar esa guitarra que yo había comprado en Andorra, una Admira, modelo Paloma, una cutrez para los que entienden.

Pues ayer, esa misma guitarra, reproducía por si sola, con ayuda de algún ángel, unos acordes maravillosos de esta hermosa canción que habla de la lucha contra nosotros mismos para aceptarnos tal y como somos.

Y hoy, día soleado y de trabajo duro con mi proyecto, no paro de tocarla y sentirla.



Que otra cosa más bonita que sobrevivir a todo lo que venga con un poco de armonía (musical).

2 comentarios:

  1. Mejor, aceptarnos sin lucha, jejejeje...

    Besicos, quillín

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  2. Chico, qué prolífico estás. Me alegro, a ver si me sale eso de aceptación sin lucha que apunta el amigo arriba ;)

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